El mitigar, gestionar y adaptarse a los efectos de la sequía, a fin de aumentar la resiliencia de los ecosistemas y las poblaciones vulnerables, es un desafío en América Latina y el Caribe, así como a nivel Global, ya que la frecuencia de las sequías ha aumentado en los últimos años y afecta a millones de personas en todo el mundo. Cifras indican, que tres cuartas partes del mundo podrían sufrir escasez de agua en 2050. En la decimosexta sesión de la Conferencia de las Partes (COP16) de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación (UNCCD), que se llevará a cabo en Riad, Arabia Saudita, del 2 al 13 de diciembre de 2024, la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía (IDRA, por sus siglas en inglés) liderará el discurso sobre cómo convertir la degradación de la tierra en restauración para reforzar las economías y las comunidades contra la sequía.
Con esto, se espera que la IDRA impulse la colaboración y el intercambio de conocimientos para combatir la sequía. Además, de promover la innovación, la transferencia de tecnología y la movilización de recursos en este ámbito. Para esto, es vital la creación de un entorno propicio y la colaboración entre diferentes actores.